Fases del duelo


Unos de los motivos de consulta más frecuentes en mi clínica y en mi página de facebook es el dolor que sentimos cuando un ser querido muere, lo que ocurre generalmente es que lo sucedido nos toma por sorpresa, no sentimos mal y no sabemos por dónde arrancar. Como siempre digo cuando doy terapia "teniendo el mapa claro del problema será más sencillo hacer una ruta hacía la solución" intenté que fuera un artículo completo y puntual. Los invito a compartir esta información con las personas que quieren, les será de mucha ayuda.

Ante la pérdida de un ser querido, las reacciones que se presentan son normales y predecibles. La recuperación transcurre por etapas que son muy parecidas al proceso de una herida que evoluciona hasta la cicatriz. Son comunes en todos(as) aquellos(as) que se encuentran en un periodo de duelo. Pueden presentarse en forma simultánea o sólo alguna de ellas por vez. Se puede continuar en la siguiente o siguientes fases del duelo manteniendo características de fases anteriores. A continuación un resumen de todas las fases y luego las explicaciones detalladas de cada una.

Fase 1: Aflicción aguda
  • Incredulidad.
  • Bloqueo.
  • Confusión e inquietud.
  • Mar de ansiedad y angustia.
  • Pensamientos obsesivos.
  • Despersonalización/Desrealización.
  • Síntomas físicos.
Fase 2: Conciencia de la pérdida
  • Ansiedad de separación.
  • Estrés prolongado.
  • Culpa.
  • Rabia, agresividad e intolerancia.
  • Comportamiento de búsqueda o de espera.
  • Sintiendo la presencia del muerto.
Fase 3: Conservación/Aislamiento
  • Aislamiento.
  • Impaciencia.
  • Repaso obsesivo.
  • Apoyo social disminuido.
  • Necesidad de sueño.
Fase 4: Cicatrización
  • Reconstruir la forma de ser.
  • Retomar el control de la propia vida.
  • Abandono de roles anteriores.
  • Búsqueda de un significado.
  • Cerrando el círculo.
Fase 5: Renovación
  • Viviendo para sí mismo.
  • Aprendiendo a vivir la pérdida
  • Reacciones de aniversario.

Fase 1: Aflicción aguda

Comienza con la muerte de nuestro ser querido y tiene los elementos de un estado de shock emocional. Sin ser estrictos en la duración de este período su duración aproximada es de uno a tres meses (dependiendo de cada persona). Sus características más comunes son:

Incredulidad

La persona no cree lo que le está pasando, es una pesadilla, un sueño, un error. Esto es debido a que no puede aceptar la realidad, una noticia con una carga emocional tan fuerte es difícil de digerir, es normal moverse por periodos de aceptación y negación. Es más sencillo aceptar que el cuerpo físico está muerto que aceptar que no volveremos a ver a esa persona con nosotros, compartiendo, conversando o haciendo cualquier cosa.

Bloqueo

Fenómeno temporal en donde la capacidad de comprensión se ve perturbada y la persona pierde un poco su habilidad para contactar con su medio y comunicar sus sentimientos.

Confusión e inquietud

El impacto de la pérdida deja al que la sufre confundido e inquieto, con sensación de entumecimiento y desorientación: Es frecuente no saber qué hacer, dónde ir, a quién consultar o dónde estar. Puede moverse de un lado a otro sin sentido, expresarse inquietamente a nivel físico, usando el movimiento como forma para descargar ansiedad.

Mar de ansiedad y angustia

Se tratan de pequeñas crisis de gran ansiedad y tristeza que se presentan varias veces al día, duran unos minutos y suelen ser detonadas por recuerdos del fallecido: agitación, llanto, sensación de ahogo y de vacío en el abdomen, presión en el pecho, debilidad

Pensamientos obsesivos

Repetición mental constante de los eventos que condujeron a la pérdida o lo relacionado con la persona entes de su fallecimiento (sus últimas palabras, la forma en que murió, expresión de la cara, heridas, etc.). Cuando el cuerpo del fallecido no es visto, estos pensamientos son sustituidos por fantasías obsesivas, las cuales pueden ser aún más angustiantes que los mismos pensamientos.

Despersonalización/Desrealización

Sensación de que el mundo no es real, que parece falso. Se sienten raros. Este estado es frecuente y suele ser transitorio.

Síntomas físicos

Se relacionan con la activación del sistema nervioso como respuesta de activación a la situación que estamos viviendo. Entre ellos están:
  • Sequedad de boca y mucosas.
  • Respiración suspirante.
  • Debilidad muscular.
  • Llanto.
  • Temblor incontrolable.
  • Perplejidad.
  • Trastornos del sueño y del apetito.
  • Manos frías y sudorosas.
  • Náuseas.
  • Aumento de la frecuencia urinaria.
  • Diarrea.
  • Bostezos.
  • Palpitaciones y mareos.

Otras reacciones

Pensamientos negativos sobre el futuro, desesperanza, visión pesimista de la vida, fantasías de suicidio, sensación subjetiva de tensión y/o de haber sido sobrepasado por las circunstancias, respuestas explosivas como pérdida de control, dificultades de concentración, incapacidad temporal para el mantenimiento de las actividades de la vida diaria, complicaciones para descansar y disforia.


Fase 2: Conciencia de la pérdida

A medida que los síntomas y reacciones del inicio disminuyen, y la persona acepta intelectualmente la nueva situación, comienza esta segunda fase del duelo. Cuando el funeral termina y los cercanos(as) al fallecido(a) continúan haciendo sus actividades cotidianas, el verdadero significado de la pérdida se hace presente. Es un período de desorganización emocional con la sensación de estar al borde de una crisis nerviosa y enloquecer. Al disminuir el nivel de tristeza y desesperación del inicio, el dolor empieza a experimentarse con una mayor intensidad.

Las características de esta fase son:

Ansiedad de separación

Nerviosismo, protesta y malestar por la separación, sensación de desasosiego, de inquietud por no estar junto al ser querido. Pensamientos recurrentes de querer ver al difunto, ya sea pensándolo solamente o: pidiéndole a Dios, concentrándose en contactarse con él o recurriendo a brujos, médiums o espiritistas.

Estrés prolongado

Aunque las personas que están en el proceso de duelo cuenten racionalmente con estrategias de afrontamiento las características de activación fisiológica se presentan, es un estado de alerta y preocupación permanente que puede experimentarse con altos y bajo a lo largo del proceso.

Culpa

Se trata de un sentimiento común a todo tipo de pérdida. Pensamientos como: “ Si yo hubiera hecho “esto”, no estaría pasando esto” o “Si las cosas hubieran sido de otra forma esto se hubiera evitado”. Es una manera de digerir la situación, y después de esto se aceptará que ya nada se puede hacer porque ya ocurrió la pérdida. Las cosas fueron como fueron.

Rabia, agresividad e intolerancia

Las personas pueden estar muy irritable, bajo nivel de tolerancia (al ruido, a la gente, al trabajo, etc) y llenas de rabia hacia Dios, los médicos, la vida misma (existencia), ciertas personas, una institución, el sistema de justicia o los vecinos; se busca algo o alguien para descargar todo el dolor que se experimenta. Por esto son comunes las discusiones y problemas familiares, olvidan que se comportan de esta manera por la perdida que sufrieron y descargan entre ellos la tensión que sienten.

Comportamiento de búsqueda o de espera

Relacionado con la ansiedad de separación y la aceptación incompleta de lo sucedido, esto es frecuente durante el primer año.

Sintiendo la presencia del muerto

Aunque no todos lo viven, la presencia del fallecido (a) puede todavía ser sentida. No es relevante si se trata de una realidad o una fantasía, lo importante es cómo la persona reaccione a vivir eso.


Fases 3: Conservación/Aislamiento

Esta fase es la más desgastante y difícil de todas según los que la han vivido un duelo. Esto se debe a que los síntomas son muy parecidos a los de la depresión mayor. Generalmente ocurre de 8 a 10 meses después del fallecimiento (sin olvidar que para esto no hay números y fechas exactas, para cada cual es distinto).

En esta fase se da la aceptación emocional de la muerte y el deseo de controlar de nuevo la vida. Sus principales características son:

Aislamiento

Las personas prefieren descansar y estar solas por. Están en reposo y se sienten débiles y cansados por tantos meses de cambios y trasformaciones (tanto en sus emociones como en sus labores cotidianas). Es común que prefieran el aislamiento.

Impaciencia

Después de tanto dolor llega el momento en que las personas quieren, a toda costa, salir adelante y se cuestionan sus posibilidades de lograrlo.

Repaso obsesivo

Es repasar los recuerdos desde la muerte del ser querido hasta este momento, se ve en forma de película, reflexionando sobre todo lo ocurrido durante este tiempo.

Apoyo social disminuido

La pérdida del apoyo social es ahora vivida con mayor intensidad ya que las personas que no lo están experimentando en carne propia la persona debería “estar bien”, “arreglarse ya”, “salir adelante”.

Necesidad de sueño

Las personas están agotadas, física y mentalmente, su mente les pide alivio que obtiene con el sueño; sentirán más ganas de dormir y por más horas. En ocasiones las personas que han vivido esta necesidad dicen que es su forma de evadir lo que viven y cargar baterías.


Fase 4: Cicatrización

En esta fase se da la aceptación racional y emocional de la muerte del ser querido. Hay un cambio en la visión del mundo que es compatible con la realidad y permite a las personas lograr ir cerrando el ciclo y el dolor se experimenta de una manera muy distinta.

Sus características más sobresalientes son:

Reconstruir la forma de ser

Volemos a ser las personas que solíamos ser en cuanto a pensamientos y estado de ánimo. Nos sentimos retomando nuestros hábitos y costumbres sin dolor.

Retomar el control de la propia vida

Organizar la vida de una manera más ágil, sin el enlentecimiento o la zozobra causada por el dolor. De esta manera las personas en proceso de duelo ven nuevas posibilidades de organizar su vida, se dan espacios para trabajar, divertirse, salir, hacer planes pensando en ellos(as) mismos(as) y no sólo en sobreponerse al sufrimiento.

Abandono de roles anteriores

Este síntoma se refiere tanto a cambiar el rol que teníamos con la persona que murió como el rol que teníamos pasando por el sufrimiento y cambios que sucedieron. Las personas experimentan una sensación de adaptación a las necesidades y sentimientos que experimentan en el presente.

Búsqueda de un significado

Todas las experiencias que acumulemos en nuestra vida nos dejan algún aprendizaje. Encontrar un sentido significativo a lo sucedido es importante, marca la diferencia en cómo se evalúe la perdida y como nos sintamos luego pensando sobre lo sucedido.

Cerrando el ciclo

Como parte del fenómeno de cicatrización (cerrar la herida) se debe emprender la tarea de reconstruir su mundo, en sus tres grandes dimensiones (realidad, sentido de vida y personalidad), logrando con ello completarse como persona completa e integrada.

Otras reacciones

Reducción paulatina de los efectos del estrés prolongado y un aumento en la energía física y emocional; se repone el sueño normal y sin pesadillas o sueños recurrentes sobre el difunto o la muerte.


Fase 5: Renovación

Una vez que el deudo ha realizado los cambios necesarios en su realidad, sentido y estilo de vida, que ha recuperado su forma de verse a sí misma y a su mundo con un sentido positivo, y que ha logrado encontrar sustitutos y reemplazos para la persona u objeto perdido (estos pueden ser cualquier cosa que interese al individuo o le dé un sentido y propósito), se mueven hacia la fase final del duelo. Sus características más importantes son:

Viviendo para sí mismo

Cuando los lazos de apego se rompen definitivamente, gracias a esa renovada concepción de sí mismo y del mundo, la persona comienza a vivir para ella. Este descubrimiento le puede dar la sensación de que la vida, alegría, días, naturaleza, colores y la mayor parte de sus cosas son ahora diferentes. Descubre una enorme fuerza y ganas que antes no tenía.

Aprendiendo a vivir la pérdida

Para poder sobrevivir, los cambios sucedidos las personas se ven obligadas a sacar de su mente al fallecido de sus vidas. En esta etapa pueden recobrar sin dolor los recuerdos, anécdotas y vivencias hacia la persona fallecida sin que les genere angustia o dolor excesivos, pueden ponerse sensibles y nostálgicos nada más.

Reacciones de aniversario

Reacciones y síntomas semejantes a los experimentados durante las fases iniciales del duelo (en particular las oleadas de angustia aguda) que se presentan tanto en la fecha de muerte como en los cumpleaños, fiestas locales, Semana Santa, Navidad, etc.


Que pasen un día increíble y no se olviden de compartir esta información con las personas que quieren,

Dr. Arnoldo Martínez, Psicólogo.
Citas: 2283 2424 - 8511 2734 (SMS - WhatsApp)


¡Estamos en facebook!

¡Compártelo!